Tres dimensiones de la oración consciente

¿Cuál es tu relación con la oración?
¿Por qué rezar?
¿A qué le rezamos?
¿Qué lo hace transformativo?

​Colaboración especial de Alejandra Quintero  | IG @Alequinterooria  maestra de yoga y Co-fundadora de Mahat Ayurveda & Yoga y Wellnes Institute | IG@MahatMexico

Toda practica espiritual puede ayudarte a explorar dimensiones más profundas, sin embargo, nos cuesta trabajo saber cómo empezar y creo que muchos hemos dejado a un lado la oración por relacionarla con cómo aprendimos a rezar de pequeños, y por eso hoy vale la pena que dediquemos unos minutos a replantearnos el beneficio de la oración.
 
Te quiero platicar cómo funciona la oración consciente:
Pensemos en un árbol: Están las raíces que representan ir hacia adentro, tocar el sufrimiento, conectar con esa sensación de sentirme separado, inadecuado, insuficiente; tocar con aquello que me produce dolor profundo.
“Solo viendo hacia adentro experimentamos el amor y la luz que realmente somos” – Tara Brach
Orando me voy hacia adentro y siento lo que está ahí.
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Después tenemos las ramas que buscan alimento, luz, agua. 
Las ramas representan ese momento cuando me comunico en oración y pido aquello que necesito.
 
Y por último están las hojas que están en actitud de “recibir”.
Escuchar es el principio y el fin de la oración.  Escucho y recibo.
 
Cuando leemos esto, nos resulta bastante obvio el proceso, pues seguramente lo hemos experimentado más de una vez.  Sin embargo, quizá aun no entendemos a profundidad, que el silencio que produce la oración es precisamente lo que te acerca a ese estado de presencia en donde realmente podemos conectar con nuestro más alto potencial.

Intentemos ponerlo en práctica con la siguiente meditación. (Puedes leerla y pausar para reflexionar, o pedirle a alguien que te la lea para que puedas cerrar los ojos y experimentarlo estando quieto y escuchando atento).
 
Meditación – Moviéndome de la mente a la presencia.
 
Se trata de movernos de la realidad virtual (externa) que vivimos en el día a día, a un estado de presencia viva.
 
Encuentra una postura cómoda para ti.  Vamos creando juntos este espacio de paz.
La postura en la que te sientas te hace sentirte seguro, relajado, y al mismo tiempo despierto.
Respira… y poco a poco te irás acercando a este espacio de silencio, sin moverte.  Encuentra tu atención en tu respiración.
Inhala en 4 tiempos
Exhala en 4 tiempos
Y repítelo 2 veces más tratando de que dure lo mismo la inhalación y la exhalación.
Ahora has una inhalación profunda, llena tus pulmones, sostén el aire un par de segundos y exhalando lento, suelta y libera.
Deja que la respiración regrese a un ritmo normal y obsérvala tal y como es.
Date cuenta como crece la calidad de tu presencia, solo por poner tu atención en la respiración.

Podemos profundizar ese estado de presencia cuando llevamos la atención al cuerpo.
Empieza por la coronilla y ve recorriendo tú columna hacia abajo.  Sonríe.  Suaviza todos los músculos de tu cara, relaja el paladar.  Siente en tu boca tu presencia.
Se trata de sentir que la vida “fluye” en ti.
Relaja los hombros, uno a la vez, como hielo derritiéndose a agua.
Siente la energía que fluye por tus brazos, siente su volumen; tus manos, tus dedos, de adentro hacia afuera, uno por uno.
Siente la vida que fluye en tus manos.
Siente tu pecho, el centro, ahí en donde está tu corazón. Relaja la espalda alta, la espalda media, la baja.
Siente la respiración en tu abdomen, deja que se suavice.
Lleva tu presencia al torso, a la región pélvica; siente el volumen de tus piernas.

Ahora siente todo tu cuerpo al mismo tiempo. Como un campo de sensaciones. Vibrando, temblando…. Siente el calor, el frío…. Deja que todo alrededor de ti pase.
 
Abre ahora tu espectro a escuchar sonidos. Los ruidos del cuarto que van y vienen, el espacio en el que estás.  Estas oyendo y sintiendo la totalidad de este momento.
 
PAUSA EN SILENCIO

​Hazte consciente de las sensaciones y los sentimientos en el fondo, este campo abierto de consciencia, de estar despierto.
Deja que esto sea tu base.  Esta sensación de estar presente y despierto. Percibe sonidos y sensaciones.

En algún punto te darás cuenta de que estás navegando en este estado de presencia, a un mundo virtual de pensamientos.  Cuando te des cuenta de ello, puedes escoger regresar de la mente a estar aquí y ahora.  Sintiendo, percibiendo, escuchando, suavizando el corazón; encontrando un refugio en el estar aquí y ahora.  Siente que estás viv@, que estás aquí y que estás en paz.

Date cuenta de lo que puede hacer el velo de pensamientos.  Cuando me voy a mi cabeza, me distraigo con mis historias.  Intenta entonces regresar a este momento.
Si hay pensamientos de ansiedad, regresa suavemente, trae atención y bondad a tu presencia.  Trátate con amor y compasión en este espacio.  Aprenda a estar aquí, sin juzgarte, sin agenda.
 
“Se un vacío de preocupaciones.
Piensa que quién creo el pensamiento
¿Porque te quedas en prisión cuando la puerta está abierta de par en par?
Libérate del nudo de pensamientos de miedo
Vive el silencio
Fluye abajo y arriba en aros crecientes de presencia
Con ternura y honrando lo sagrado”
-       Rumy

​Colaboración especial de Ale Quintero  | IG @Alequinterooria  maestra de yoga y Co-fundadora de Mahat Ayurveda & Yoga y Wellnes Institute | IG@MahatMexico

Texto: Alejandra Quintero
Imágenes: Bloody Pie
Edición: Bloody Pie  Editorial
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