Vivimos en un mundo tremendamente informado, el cual inclusive nos ha politizado al grado de caer cautivos en atractivos sistemas en su mayoría no prácticos, los que en su mayoría conducen a sus pueblos a la demagogia y por ello al retraso y a la pobreza. El mundo evoluciona y es momento de recordar hazañas que lo revolucionaron en su momento, sentando las bases de lo que ahora somos y a lo que llegaremos por ende a ser. La primera producción de lo que conocemos como producción en línea, se realizó en China con la fabricación y decoración de la porcelana, que por millones de piezas invadió al mundo, trayendo un nuevo concepto de refinamiento, belleza y lujo y cambió la funcionalidad del diario vivir. Recordemos ahora una de las hazañas más interesantes de la historia moderna: la salida de las naves portuguesas a la conquista de los mares del mundo, comandadas por el rey Enrique ”el Navegante”( 1394 - 1460 ) en la primera mitad del siglo XV, sus naves pasaron las Columnas de Hércules, cuyo lema fuera “Non plus ultra” ("No hay más allá") de donde fueron costeando toda el África, descubriendo así muchos pueblos y diversas civilizaciones cuya existencia agregaron al mapa con sus hallazgos y descubrimientos. Caso específico fue la llegada al reino de Benin hoy Nigeria, donde descubrieron grandes yacimientos de cobre de alta calidad, fabricando y refinándolo en cobre que produjeron fantásticos cañones y objetos variados, enseñando a los locales a crear lo que conocemos como el arte de Benin: bronces maravillosos que nos transmiten el espíritu negro de esos pueblos y que engalanan hoy los mejores museos del mundo, apareciendo constantemente fantásticas reproducciones. Siguiendo la costa africana y cruzando el Cabo de Buena Esperanza, los portugueses constataron las diversas alturas de los mares, observando las corrientes marinas fueron encontrando rutas a través de las diversas islas, logrando pasar estos grandes desniveles sin que se destruyeran sus endebles navíos. Una vez al otro lado del continente africano llegaron de Madagascar a Ormus donde tuvieron contacto con la cultura persa; de ahí bordearon hasta la India, donde fundaron diferentes sedes no sólo para las aguadas y comida fresca, sino donde crearon el gran Imperio Indo portugués en la India continental, con Goa su capital central en lo que hoy es Panjim en el actual estado de Kerala. De allí navegaron a China, donde establecieron factorías comerciales, y siguieron hasta el lejano Japón; allí crearon junto con los galeones mexicanos el arte al que damos el nombre de Namban, cuyo significado -"bárbaros del sur"- refiriéndose a que aquellos procedían de Macao y los novohispanos, de Manila ambas al Sur del archipiélago Japonés. En toda su trayectoria por África recolectaron entre tantas cosas y especies, grandes colmillos de marfil, material que se encuentra perdido en la historia como un objeto mágico y de lujo; recordemos tantas bellas piezas elaboradas por los romanos y muchas otras anteriores a ellos perdidas en la historia de la humanidad. Estos grandes colmillos fueron vendidos a los mercaderes chinos, quienes los transportaron por el amplio sistema pluvial por más de 1,000 km dentro de la China continental hasta la provincia de Fukien, donde fueron tallados por artesanos locales en grandes factorías, siguiendo un estricto lenguaje óptico en base a los grabados tanto alemanes como holandeses que los europeos les proporcionaban, siguiendo los lineamientos del Concilio de Trento (1545 – 63). Así fueron creadas algunas imágenes de la Virgen de Guadalupe (hoy escasas las originales), a las cuales no supieron cómo tallarles la parte posterior, pues ésta, la imagen que se les proporcionaba de modelo, era una estampa plana, por lo que la resolvieron, copiando la vestimenta de Kuan Yin, Diosa de la Misericordia con un diseño que los estudiosos mexicanos del siglo XIX denominaron ¨de Timón¨. La gran mayoría de las piezas católicas fueron llevadas a Manila tanto por los comerciantes portugueses como por los mexicanos novohispanos, por ser aquél el centro neurálgico, político y económico de la rica y portentosa Nueva España en Asia y de donde fueron llevadas por los galeones llamados de Manila cuyo puerto final sería Acapulco. Estas bellas imágenes en muy diversos tamaños fueron transportados en grandes cantidades durante los 250 años del virreinato mexicano, novo-hispano, Acapulco en cuyo puerto fueron distribuidos en esa recordada feria con la cual se recibían todas las exóticas mercaderías traídas de Asia a todos los demás virreinatos de América, muchas de ellas transportadas en mula, llevadas por todo el camino hacia la Ciudad de México, pasando por Puebla y muchas de ellas llevadas hasta Veracruz de donde salían a Europa abasteciendo con ello a toda la clerecía, iglesias y comerciantes. Así se convierte este producto (el marfil) en el primer producto de comercio global de donde no sólo este dato lo debe de hacer interesante, sino el entender que es un producto no renovable, estas maravillosas piezas muchas de ellas de gran tamaño se encuentran proscritas por leyes que se denominan proteccionistas de la fauna africana donde debemos de entender que ese material ya sacrificado debe ser considerado y tratado con sumo cuidado, respetando por su valía e importante participación en la historia de la humanidad y que destruyéndolo en ninguna forma será renovable. Personalmente considero el retirar piezas de Museos donde fueron por siglos representativas de la historia de la humanidad, de sus avances tanto de su refinamiento como de sus avances tecnológicos, (lujos exóticos) y objetos de donde la calidad del marfil significaba y pretendía no ser solo un lujo que daba belleza sino también calidad perdurable de este material el cual se ha conservado por siglos y que una ley mal interpretada sobre dicho material del que están hechos estos objetos históricos de gran valor sean destruidos por estar fabricados justamente de marfil. Las quemas que los gobiernos africanos han realizado de toneladas de colmillos de animales ya sacrificados subrepticiamente, no deben ser vistos con dolor pues son piezas irremplazables en la historia y cuya acción no conduce a evitar la caza de estos bellos animales, pues ellos mismos, los gobiernos africanos confieren los permisos de cacería. Otra de las desgracias ha sido en nuestro México, otra de las mal aplicadas leyes como el haber quitado de Circos y coleccionistas a los animales vivos, muchos de ellos, en su mayoría tratados con gran cariño por sus adiestradores o dueños, llevándolos a un abandono y muerte en el abandono e inanición como ha sido el caso en México de mas de 900 animales cuyo paradero en la oscuridad, fue esa penosa muerte. Es también importante revisar las importaciones de marfiles que formaron parte de los tesoros de nuestro México Nueva España y que hoy en día se encuentran amenazados por estas disposiciones a ser quemados, en vez de recibirlos como un enriquecimiento a nuestro bello, saqueado pero maravilloso patrimonio cultural. Invito a ustedes a visitar el espléndido Museo Nacional del Virreinato en Tepotzotlán, cercano a la Ciudad de México a deleitarse con grandes imágenes de este bello material, mismo que fue orgullo de nuestras catedrales, lo mismo que al interesante Museo del Fuerte de San Diego en Acapulco o al mismo Sagrario de nuestra bella Catedral Metropolitana de la Ciudad de México donde grandes cristos chinos en marfil demuestran la gran calidad de nuestros antecedentes y pie en Asia y orgullo de la mexicanidad. También los invito a nuestra galería en Campos Elíseos 199, a admirar piezas aquí mencionadas y que tenemos a la venta. Rodrigo Rivero Lake. Instagram: @rodrigoriverolake y @galeriarrl Website: rodrigoriverolake.com Texto: Rodrigo Rivero Lake Imágenes: F.P. Derechos Reservados 2025
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