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En la vida todos llevamos una máscara o papel que Dios nos impone. La muerte desenmascara a todos. La conciencia cotidiana de la muerte, nos acompaña a cada instante como una sombra ineludible. La Muerte, momento en el cual estamos caminando a su encuentro desde nuestro alumbramiento que es el primer instante de nuestra vida. La muerte está de la mano con lo mexicano. Aproximándose nuestro admirado conquistador Hernán Cortés a la Ciudad de Tenochtitlán se encontró con la alucinante visión de ver cuerpos arrojados desde el templo mayor, tanto de los elegidos para ser sacrificados como prisioneros tomados en las llamadas “guerras floridas”, los cuales siguiendo el culto que Tlacaelel inspirara en honor del dios Huitzilopochtli, protector de los caballeros Águila y de Tezcatlipoca de los caballeros Tigre cuyos prisioneros tomados eran sacrificados sacándoles el corazón para pedir y motivar con ello, que el sol volviera a salir en el nuevo amanecer y los campos fueran fértiles y productivos. Así, la muerte aparece en la historia de nuestra querida nación desde los primeros albores de la unión de nuestras dos razas, estos dos mundos, tanto los autóctonas con la española y en esta fusión la creación de este momento de la nueva raza llamada “raza cósmica”, nombrada así por el gran maestro Don José Vasconcelos, misma que constituirá nuestra nueva nacionalidad, nuestra perenne identidad, nuestro concepto de raza y nación. Siendo la muerte o desdicha fuerte de quien querrá gobernar si ha de despertar en el sueño de la muerte, como lo dice Quevedo en su maravillosa obra La Vide es Sueño, que termina. Qué es la vida, un frenesí, qué es la vida, una ilusión, donde el mayor bien es pequeño y toda la vida es sueño, y los sueños… sueños son. Más se dice que la muerte, nos morderá para sacarnos de nuestro estuche de vida y por eso para lograrlo nos zangolotea, por ello los estertores de la muerte, y entraremos a otra dimensión aquí mismo , como abrir una puerta y caernos al otro lado de ella en otra dimensión. Vanitas. S. XVIII. Óleo sobre tela con ensamble de madera a manera de rollo (Kakemono). 73 x 53 cm. Con leyenda: HÆC SOLA EST VERITAS ET OMNIA MUNDI VANITAS. (Solo hay una verdad, y todo el mundo es vanidad). Todo esto me ha llevado no solo a consultar El Diccionario de la Muerte de Robert Sabatier donde la menciona como tema principal del libro tanto en presencias como en sueños y cuya saeta clava a los elegidos para seguirla. En esta la incógnita más real y que todos experimentaremos vemos frases como la de este Jesuita ya en esqueleto, como muchas magníficas representaciones de la muerte cuyo frase dice: “Solo hay una verdad (La Muerte) todo lo demás es vanidad”.
El investigar las últimas palabras antes de entrar en los albores de la muerte de Goethe, quien dijo Luz, luz y más luz, cosa que no me aclara nada de como dijo el gran mexicano Antonio Caso, ahora si ¡voy a saber de lo que se trata! Instagram: @rodrigoriverolake y @galeriarrl Website: rodrigoriverolake.com Texto: Rodrigo Rivero Lake Imágenes: F.P. Derechos Reservados 2025
1 Comment
11/5/2025 07:03:53 pm
Muchas gracias querido amigo don Rodrigo, siempre eres una luz que nos ilumina con tu sabiduría, yo no conocía el libro de Sabatier, el Diccionario de la Muerte, he leído algunos libros en estos años de vida y me alegra mucho descubrir libros nuevos interesantes y yo te lo agradezco y te felicito por tu columna tan bien lograda.
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