La vida de las celebraciones tanto de grandes acontecimientos de pueblos, de gobernantes, o magnates en la historia, siempre estarán llenos de fábulas y enorme fantasía. Sabemos de tantas comilonas celebrantes, hasta las de algún grupo reunido para comer ininterrumpidamente con un pacto de muerte. Han existido siempre profesionales para concertar, crear y ejecutar celebraciones, estupendos personajes que creaban fantasías que dejaron historia de los poderosos reyes, donde los perdidos en la historia aparecen los Medicis, los Luises en Francia, los Absburgos alemanes y españoles, Inglaterra. En fin, toda monarquía existente, hasta celebraciones de pueblos donde algunos hasta el día de hoy celebran estupendos y reconocidos fiestones. En nuestro gran Virreinato Mexicano, tenemos historias variadas de maravillosas celebraciones. En la época prehispánica se mencionan varias de ellas, mas empezaremos esta vez por la primera gran celebración por la firma de paz llamada de “Aguas Muertas”, firmada el 14 de julio de 1538 concertada entre Carlos 1º de España y Francisco 1º de Francia enemigos naturales. Para dicha celebración a llevarse a cabo en el naciente México, Nueva España, tanto el virrey Antonio de Mendoza como nuestro insigne conquistador D. Hernán Cortes y Monroy, para conmemorar este acontecimiento importantísimo en la historia de estas dos opositoras y controvertidas naciones, donde fue contratado para dichas celebraciones un connotado italiano profesional en este tema, el caballero romano Lui de León. Su conocida experiencia y el logro de grandes invenciones, lo llevaron a ser el organizador de dos súper fiestas que trascendieron en la historia primaria de nuestra ciudad de México. En el primer día de celebración, se organizó dentro de la plaza mayor de la ciudad capital de este riquísimo Virreinato, una cacería dentro de una selva ficticia, donde este organizador implantando árboles y arbustos para simular un lugar agreste y con ello y unos animales fueron regados por el lugar para simular una cacería en campo abierto, en un bosque lleno de fieras que debían ser cazadas, donde asistió la nobleza india y los conquistadores contados, esto gracias al patrocinio del Virrey de Mendoza. Al otro día por cuenta de D. Hernán Cortes se simulo la batalla de Rodas donde los navíos con ruedas navegaban por toda la plaza, tirando salvas para demostrar la importancia de esta batalla. Debemos recordar que don Hernán Cortes tenia practicas al respecto, pues en toda batalla en territorio americano estuvo el, espada en ristre defendiendo a su nueva patria, la Nueva España. Esta tradición como ya se dijo, sigue viva en tantos pueblos de las Américas Hispánicas, en bodas y reuniones donde al día de hoy en nuestro México actual, destacan Guillermo González y Jerónimo Gaxiola, Eduardo Kolmann, Royal Table entre muchos otros. Llegamos al Siglo XX, donde hay sin número de acontecimientos por todo el Mundo, mas lo que inspiro a este articulo, es haber encontrado una publicación Newsletter, que la compañía subastadora Sotheby’s solía mandar, cuando parte de su misión era culturizar. Publicada el 4 de junio de 1994 nos relata la fiesta de personajes cuyas vidas y colecciones son consideradas un epítome de gusto y elegancia. Cornelius K. G. Billings (considerado uno de los mas ricos hombres del principio del Siglo XX, (1861- 1937) quien fue rotundo entusiasta del caballo y gran coleccionista de arte entre otras cosas, a quien recordamos aquí por una cena que organizo en 1903 en el entonces muy de moda restaurante Louis Sherries sobre la quinta avenida y la calle 36, de la ciudad de Nueva York y que aquí tratare de describir en su momento y magnificencia . Situemos a don Cornelius K.G. Billings en lo que su vida fue. Nace en Saratoga Springs, estado de N.Y. en 1861, su infancia transcurrió en Chicago, donde su padre hizo una fortuna al consolidar las compañías de Gas en Chicago llamada Peoples Gas Light, llegando a ser el director de la misma compañía en 1887 y para 1901 Director General. Se mudo a la ciudad de Nueva York donde compro el parque llamado el Fort Tryon, que era la última gran propiedad en Manhattan. En ella en 1907 construyo una mansión tipo Luis XIV, con una gran piscina en mármol, sala de proyección, boliche, squash, etc. a un costo de 2 millones de dólares de aquella época. Adornadas las paredes con estupendas obras de arte de su colección que fue notable en su momento. La mansión gozaba de luz, aire acondicionado y telefonía en cada habitación, lo cual con un gran hortus y grandes y lujosas caballerizas, que para estar todo esto dentro de la misma ciudad era una excentricidad. Gran orgullo para Mr. Billings. Para 1917 vendió Fort Tryon Hall a John D. Rockefeller Jr., quien la dono a la ciudad. Antes de realizarse, se quemo la propiedad en 1926 a los cimientos, llegando a ser este lugar donde hoy se hospedan los Cloisters del Metropolitan Museum. Se mudo a Montecito California de donde cada año enviaba sus caballos a NYC para montarlos en Central Park. Sobre su gran y celebrada fiesta en el Louis Sherry´s Restaurant en la 5a Av y la 36, donde los caballos preferidos de Mr Billings fueron subidos en grúa al 4º piso, lugar donde se saco el mobiliario, se pusieron grandes arbustos y vegetación sobre un piso vegetal, con un cielo azul con estrellas y trinar de pájaros verdaderos que fueron dejados dentro, caballerangos que con cuidado llevaban y cuidaban a los invitados selectos, en vestimenta hípica, cuyos caballos con monturas diseñadas para la ocasión tenían alforjas y una mesita con variadas viandas, el champagne el cual por mangueras era tomado directamente del invitado. En este ambiente de desenfreno y desmedido refinamiento. Instagram: @rodrigoriverolake y @galeriarrl Website: rodrigoriverolake.com Texto: Rodrigo Rivero Lake Imágenes: F.P. Derechos Reservados 2024
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