“Para que la gente entienda que la ropa es solo ropa, que las prendas no tienen género, ¡Es por eso que marchamos!” Estas palabras, junto con muchas otras, resonaron en los muros de la casa de nuestros amigos César y Carlos el sábado 28 de junio, en el discurso que año con año presenciamos antes de irnos a la Marcha del Orgullo. Carlos, con su cultura y elocuencia, hace gala de todo su conocimiento y, entre citas y frases que lo mismo nos hacen reír que tocan lo más profundo de nuestras memorias y sentimientos, nos recuerda que no marchamos solo para celebrar o vestirnos de manera extravagante, marchamos con un propósito: resistir. Después de escuchar esta declaración política, marché pensando en las muchas cosas que me unen íntimamente con la moda y con la creación de ropa. Recordé las muchas veces que me dijeron maricón solo porque decidí vestirme rompiendo las reglas del género. En 2016 Alejando Gómez Palomo, Palomo Spain, presentó su colección en un desfile en la Fashion Week de Moscú, donde había sido invitado, su controversial estilo, que mezcla los códigos femeninos con el cuerpo masculino, fue tachado de “mal gusto”, de “disidente” y “de una declaración política en favor de la homosexualidad”. No es fácil romper con los paradigmas del género binario y salir bien librado. Quizá para quienes diseñan aparenta ser más sencillo, pero en realidad, la ropa rompe con el orden social y quienes deciden utilizarla como un símbolo de protesta saben bien lo mucho que a la sociedad le duele que se rompan ciertas reglas. Camino a Reforma, este sábado 28 de junio, compartimos el transporte con algunos de los invitados de César y Carlos. Platicábamos cuando fue nuestra “primera marcha” y recordé las muchas veces que, siendo joven, quise ir, pero no tuve el valor para marchar junto con mi comunidad. Tenía más de 25 años cuando fui la primera vez, pero la marcha y sus protestas han estado en mí desde siempre. Ya he mencionado alguna vez en esta columna que mi primer desfile lo hice en el cierre de una Semana Cultural Gay en el Museo del Chopo, a finales de los noventa. Conservo gratos recuerdos y muy lindas amistades de esa presentación.
Mucha gente me pregunta por qué marchan los “gays” (que por cierto, no somos los únicos que marchamos) y por qué pensamos que debemos sentirnos orgullosos de serlo, “nadie se siente orgulloso de ser heterosexual”, me dijeron alguna vez…y sí, comparto la premisa. Pero ha sido escuchando a Carlos y sus discursos que comencé a entender qué nos hace sentir orgullo y por qué marchamos. Lo opuesto a la vergüenza es el orgullo, y marcho porque tiene mucho que dejé de avergonzarme de quién soy y lo que represento. La ropa y la moda me han ayudado a encontrar un sentido de identidad que va más allá de solo cubrir o descubrir el cuerpo. Algo que mucha gente pasa toda su vida sin conocer. Las prendas de vestir, lo mismo que el arreglo personal, son símbolos de liberación. Es por eso que rompen tanto con el orden social cuando se presentan de manera inesperada o disidente. Y aunque el hábito no hace al monje, es cierto que a las personas se nos toma en serio, o no, por la forma en que nos vestimos. Me cansé de que me dijeran maricón cuando me ponía una falda. Me cansé de que me dijeran maricón cuando me dejé crecer el pelo. Me cansé de que me dijeran maricón cuando confesé que me pintaba las uñas siendo niño. Me cansé de que me dijeran maricón cuando me puse un pantalón blanco. Me cansé de que me dijeran maricón cuando me perforé primero una oreja y luego las dos. Me cansé de que me dijeran maricón cuando decidí no dejarme crecer la barba. Me cansé de que me dijeran maricón cuando me puse una capa con estampado de flores. Me cansé de que me dijeran maricón cuando preferí la máquina de coser al balón de futbol. Me cansé de que me dijeran maricón y es por eso que marchamos. Instagram: @GuillermoLeónLB Podcast: El Reino de la Historia de la Moda Website: guillermoleon.com.mx Texto: Guillermo León Imágenes: Guillermo León Derechos Reservados 2025
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