En el documental “Bellas de Noche” (2016), dirigido por María José Cuevas, se puede ver como la glamorosa vida de las vedettes de los años 70 en México transcurría entre lentejuelas, plumas, champaña y benefactores de los altos círculos sociales. Pero más allá de las historias de ascenso y caída de estas mujeres, símbolos poderosos de la vida nocturna de un México que ha quedado en el recuerdo, está la declaración de moda que nos entregan al mostrar sus vestuarios y accesorios con los que se adornaban. Recientemente, gracias a la generosidad del coleccionista Rodrigo Flores, un grupo de estudiantes, mi esposo y yo pudimos ver algunos de los vestuarios de las vedettes de los años 40 y 50, con mucha sorpresa pudimos constatar que –detrás de los flecos de pedrería y los sujetadores que cubren escasamente el cuerpo— estas prendas tienen un peso a la altura de los materiales que las adornan: cristales y metales brillantes. Pareciera mentira que los vestuarios que han sido diseñados para las bailarinas de cabaret hayan tenido tanto impacto en la moda de todos los días, pero, sin temor a equivocarme, puedo asegurar que mucho han aportado las artistas de los centros nocturnos de las grandes urbes en inspiración para los cambios de la moda. Indirectamente podríamos mencionar que Gabrielle Chanel, harta de los corsés que utilizaba como vestuario en el centro nocturno donde trabajaba, decidió comenzar a reinterpretar las prendas masculinas para utilizarlas ella misma. Sin embargo, con mucha más precisión, podemos mencionar a las bailarinas de Can-can, quienes fueron retratadas por Toulouse-Lautrec y que siguen sirviendo de inspiración para diseñadores de moda en todo el mundo. El cine musical de la época de Hollywood nos regaló otras imágenes que inspiraron a diseñadores de distintos lugares, los trajes brillantes con lentejuelas y plumas inspiraron lo mismo al joven Valentino Garavani en Italia, que al mexicano Julio Chávez. No podemos dejar de lado a la fabulosa Zizi Jeanmaire, para quien Yves Saint Laurent diseñó atuendo inolvidables, tan contrastantes entre sí como la propia carrera de este modista francés. Por un lado creó para ellas una fantasía de plumas rosas en las que la bailarina parece flotar y que se ha vuelto sinónimo del cabaret francés (recientemente durante la inauguración de los juegos olímpicos de París vimos un homenaje a estas plumas), pero por otro, la mayor de sus creaciones fue un pullover negro sobre unas pantimedias. Con este vestuario tan sencillo Jeanmaire y Saint Laurent dieron una declaración de moda sumamente moderna: la sensualidad no necesita mostrar demasiada piel para existir. Mucho se podrá decir sobre las vedettes mexicanas, algunas de ellas marcaron momentos históricos en los centros nocturnos, como el caso de Rosy Mendoza, otras habrán sido símbolos sexuales de la televisión abierta mexicana, ¿quién de mi generación no recuerda a Olga Breeskin tocar el violín mientras utilizaba unos diminutos vestuarios con flecos de canutillos?—no olvidemos que fue vetada de la televisora oficial luego de que en el programa que se trasmitía por el canal 2, al estar bailando, reveló lo que parecía la ausencia de ropa interior—o bien aquellas que forjaron la época del cine de ficheras en México, un momento que ha sido reivindicado a través del tiempo por su estética y su vestuario.
Instagram: @GuillermoLeónLB Podcast: El Reino de la Historia de la Moda Website: guillermoleon.com.mx Texto: Guillermo León Imágenes: Guillermo León | F.P. Derechos Reservados 2024
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