¿Quiénes de ustedes se sienten estresados? ¿Cuántos hemos pasado momentos de verdadera angustia por las elecciones, la economía, la escasez de agua, la violencia en el mundo? En nuestro ambiente hay una sensación constante de tensión que se traduce en estrés, y cuando no lo puedo canalizar, se vuelve una experiencia personal que realmente se apodera de nosotros. No es algo lejano que sucede a otros en otro país, más bien es algo que me afecta a mi directamente. Cuando hay algo que afecta a mis hijos, a mi negocio, a mi economía, el estrés realmente se apodera de mí. En el Budismo, las 4 verdades nobles nos hablan de que el estrés es UNIVERSAL y es “parte del paquete” de estar vivo. Sin embargo, cada quién experimenta el estrés de manera diferente, pero la sensación es universal. La diferencia entre estar “atorados” en el trance del sufrimiento, y la libertad, está en cómo reaccionamos ante el estrés. “El dolor es inevitable y el sufrimiento es opcional”, ya nos sabemos este dicho. Es interesante hacer la indagación de cómo es que reaccionamos ante estas situaciones de estrés; y de alguna manera, esto es la esencia de la práctica espiritual. Dejemos a un lado las ideas elaboradas que tenemos sobre la espiritualidad, y pensemos en lo revelador que es poder percibir lo que nos incomoda. Podemos ser honestos y “ver” lo que nos pone mal; lo que nos saca de nuestro centro. Es un ejercicio de humildad. Cuando investigamos como nos relacionamos con el estrés, nos damos cuenta de que cada vez que enfrentamos una dificultad, es porque nos estamos “alejando de casa”. Dejamos de estar conectados con nosotros mismos, y ya no podemos percibir cómo nos sentimos. Funciona así: ME ESTRESO → ME VUELO, DEJO MI CUERPO → ME VOY AL PENSAMIENTO COMPULSIVO. Básicamente estoy en desesperación por controlar la experiencia y me engancho en el sufrimiento. ME DESPEGO DE MI ALMA. En los casos en los que hay un enorme trauma en la niñez, hay una disociación de la vitalidad, te alejas del corazón libre, de lo espontáneo, en una palabra, “del alma”. Me gusta la palabra alma porque describe esa expresión única de lo que no tiene tiempo, y cómo se mueve en los cuerpos y mentes. El amor, sabiduría, creatividad para estas formas in-permanentes… eso es el alma. Como respondemos al estrés, tiene todo que ver con recuperar el alma; con poder regresar a casa, a esa integridad de lo que somos. Lo que pasa es que cuando estamos estresados, posponemos la espiritualidad, y nos vamos a la mente a querer arreglar, planear, controlar. Secuenciamos las cosas y vivimos en el “hacer y hacer” para llegar a “algún lugar”, pensando que cuando lleguemos y tengamos la situación controlada, tendremos tiempo para la espiritualidad. La ironía es que cuando estamos más incómodos, nuestro karma nos está enfrentando a lo que nos hará evolucionar, aprender, y despertar a la profundidad de lo que realmente somos. Esto sucede en los momentos en los que peor la estoy pasando. Tu Dharma es el portal a la evolución. Si queremos observar la manera en la que reaccionamos al estrés, podemos empezar por observar qué tanto queremos estar controlando las cosas. La bandera de aviso a esta tendencia del control es el pensamiento obsesivo. “Algo está mal, va a pasar algo malo, me está pasando a mí, quizá es mi culpa, o es culpa de alguien más…etc.” Me juzgo, hago conclusiones, me quedo en el trance de estos mismos pensamientos limitantes. No sale de mí nada nuevo, nada creativo. Me quedo atascado en el miedo. El pensamiento compulsivo me confirma que estoy solo, que tengo problemas, y se activa éste hábito de resolver de la misma manera que siempre. CONTROLO, quiero resolver dando explicaciones, quiero que las cosas hagan sentido. ES NATURAL. Cuando te pase, y te veas en ese trance, reflexiona en lo siguiente:
“El Universo se hace pequeño y no puedo ver mi pertenencia a la grandeza y la interconectividad entre todo. El pensamiento rompe la realidad, obscurece la presencia intemporal, el alma. Nos desconecta.” - Estamos adictos a nuestros pensamientos, nos perdemos. Te invito a experimentar presencia; a ver a los ojos, a sentir el aire, a percibir los sonidos, la naturaleza, los olores, la piel. El camino para despertar es darme cuenta y moverme de “mi ser controlador” (el que piensa y hace), a mi ser PRESENTE, al que está aquí. Y esto no quiere decir que no voy a actuar; más bien quiere decir que voy a actuar desde “otro lugar”, no desde el MIEDO. PAUSEMOS Y PRACTIQUEMOS JUNTOS: - Respira. - Con sinceridad y con intención reconecta con lo que está AQUÍ. - Escucha. - Ver si puedes relajarte y que los sonidos te rocen la piel. - Percibe las sensaciones. - Despierta todos tus sentidos. - Permite que surjan emociones. - Intenta regresar cada vez de que te caches alejándote. - Regresa aquí. - En silencio - Escucha el lenguaje de tu alma Instagram: @alequinterooria Texto: Alejandra Quintero Imágenes: F.P. Derechos Reservados 2024
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