Quizá la pregunta más crítica en el camino espiritual sea: ¿cómo traemos las cualidades del corazón y la conciencia que cultivamos en la meditación, a la vida diaria? ¿Cómo vivir en consciencia este proceso de despertar que estamos experimentando en nuestra práctica de yoga y meditación, a la vida diaria, a nuestra relación con la familia, los amigos, los colegas? ¿Cómo vivir alineados con el corazón? Tiene su lado oscuro esta pregunta. Surge problema cuando existe esta “idea” de cómo debemos ser como “seres espirituales”; es decir, cuando hay la expectativa, el deber ser en el camino espiritual: debo moverme con mucha consciencia, despacio, o “tengo que decir ciertas cosas con un tono de voz suave”, como si la espiritualidad no diera cabida a salirnos de nuestro centro, a reaccionar, etc. Es un reto porque hay expectativas de nuestra conducta, y por lo tanto, hay JUICIO. ¿Siempre conducirnos de una manera bondadosa es posible? ¿Cómo lograr vivir desde nuestro centro, desde lo que realmente somos, y no acorde a una imagen de alguien que no soy? Cuando entiendo la trascendencia de actuar alineado con mi corazón, la pregunta inicial se vuelve innecesaria. Toma mucho entrenamiento irme hacia adentro y tocar la paz del momento presente; estar en silencio y hacer esta práctica personal. Y de igual manera, practicarlo “hacia afuera”, hacia los demás (cuando convivo) … toma mucho entrenamiento. Si la idea de la práctica espiritual es posible para mí solo en solitud, entonces me estoy quedando corto. ¿Estoy presente cuando estoy con los demás? O estoy reactivo, o traigo alguna agenda personal. Resulta mucho más fácil experimentar estar en el momento presente cuando estoy solo o en silencio. A veces mi mente me distrae con pendientes, pero en general es mucho mas fácil regresar a la práctica, que cuando estoy con los demás. Tenemos la intención de no ser reactivos, pero algo nos aprieta el botón y no lo logramos. ¿Cómo puedo traer esta actitud de PRESENCIA a mi relación con los demás? Es esencial el perdón. Se necesita aceptación cuando me equivoco. Estamos demasiado condicionados a reaccionar; es instinto de supervivencia, y depende mucho de la cultura y familia de origen. Cuando nuestros padres no estuvieron en sintonía y no necesariamente recibimos el mensaje de amor incondicional, de sentirnos valorados y aceptados; y, al contrario, recibimos mensajes constantes de que teníamos que ser de una manera distinta a la que somos, y cumplir ciertas expectativas no propias. El resultado es que desarrollamos una especie de “traje de astronautas” (estrategias inconscientes) para que los demás me acepten, me amen y no me rechacen. Mi comportamiento está diseñado para controlar; nada en mi está presente, nada de mi está escuchando (realmente escuchando), estoy todo el tiempo planeando la siguiente respuesta. REFLEXIONEMOS
Cierra los ojos. Explora la idea de que estamos condicionados. Piensa en una persona que sea importante para ti, pero que no sea fácil la relación con ella. ¿Qué es lo que quieres que vea de ti? ¿Cómo quieres que te perciba? ¿Qué no quieres que vea de ti? Date cuenta como se moldea tu comportamiento con lo que quieres mostrar o ocultar. Nos da miedo que nos perciban como aburridos, insuficientes, no atractivos, no éticos…. Y queremos que nos perciban como buenos, atractivos, divertidos, espirituales. PERCIBE Sufro porque convierto en esa máscara y se me olvida que soy YO el que está viendo a través de esa máscara. En otras palabras, se me olvida la profundidad, el misterio, lo maravilloso que realmente soy en mi esencia más pura. PRIMER PASO: Reconocer mis mecanismos de defensa. ¿Cómo me comporto cuando quiero controlar al otro?, a veces le echo la culpa, o me enojo. Yo tengo la razón y tu no –MODO AGRESIVO. Otra es: No puedo conectar con los demás porque me da miedo que me vean como soy. Si ven mi verdadero ser, no les va a gustar. – MODO DESCONECTADO (no puedo ser íntimo y cercano) Otra: No quiero mostrar mi sufrimiento, entonces reacciono con enojo. – MODO PRETENDER. Reconozcamos nuestra máscara e intentemos movernos – a través de la práctica- de nuestro condicionamiento hacia nuestra autenticidad, esa expresión libre que es cualidad de la verdad, el corazón. “Lo que sabemos de otras personas es solo nuestro recuerdo de los momentos en los que los conocimos y han cambiado desde entonces. Recordemos que cada encuentro estamos conociendo a un “extraño"”. – T.S Elliot Instagram: @alequinterooria Texto: Alejandra Quintero Imágenes: F.P. Derechos Reservados 2024
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